Jean-Honoré Fragonard, Grasse – París, 1806
La coqueta y el jovenzuelo, s.f.
Óleo sobre tela
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Jean-Honoré Fragonard comienza desde muy joven su aprendizaje con François Boucher, para 1752 se encuentra estudiando en la Academia de París en Roma, ciudad donde se apasiona con la obra de Tiépolo y Giordano.
Considerado como uno de los mejores exponentes de la pintura galante, los lienzos de Fragonard emanan sensualidad y erotismo. Amante declarado de las mujeres, las convierte en protagonistas fundamentales de sus cuadros, tal como lo fueron de la vida social en la Francia del siglo XVIII. En los salones de sus casas, son ellas las anfitrionas de reuniones a las que convocan a científicos, artistas y personajes de la política, con el fin de satisfacer su interés por nuevos conocimientos.
En una imagen que parece inacabada, pero que corresponde a su carácter impulsivo e improvisador, el artista nos invita a participar de la reunión de dos amantes, al momento del petit-lever de la dama, quien recién levantada inicia el ritual dedicado al arreglo de su persona. Esbozados apenas, los protagonistas aparecen al centro de una composición cerrada que, en complicidad con la paleta elegida por Fragonard, favorece el carácter íntimo de la escena.
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