Gótico
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Bajo esta denominación se engloba a la arquitectura, pintura y escultura cristianas de la Baja Edad Media en Europa, que abarca desde el siglo XII al XV, e incluso al XVI. Se trata de un arte preeminentemente urbano que contó con el patrocinio de los reyes y de la creciente burguesía, por lo que sus características estilísticas tienden hacia la elegancia y el refinamiento. El estilo, cuyo origen fundamentalmente arquitectónico se encuentra en la abadía de Saint-Denis, Francia, se extendió desde el siglo XIII por Inglaterra, la Península Ibérica y Europa Central.
La pintura de este periodo fue realizada particularmente sobre muros y tablas –ya fueran aisladas o como parte de retablos- utilizando las técnicas del fresco y temple, respectivamente. Se empleaban colores brillantes y se mostraba gran cuidado en los detalles. La temática es predominantemente de carácter religioso, y tiene una finalidad didáctica y devocional; en ella son comunes las referencias medievales en la arquitectura y vestimenta de los personajes, cuya figuración carecía de volumen aunque mostraba cierto naturalismo. La representación del espacio en un plano es limitada, por lo que frecuentemente se emplea la perspectiva jerárquica, en la que los personajes se representan de mayor o menor tamaño de acuerdo a su importancia.
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