Lucas Cranach, el viejo, Kronach, 1472 - Weimar, 1553
Adán y Eva, 1530
Óleo sobre tabla
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Cranach se ha llamado frecuentemente el pintor de la reforma, debido a la constancia con que sirvió a constantes príncipes protestantes y a la profunda amistada que tuvo con Lutero, con quien coincidía en que las imágenes artísticas servían para fortalecer la piedad, educar al pueblo y aproximarlo a las Sagradas Escrituras. Siguiendo esta idea Lucas Cranach plasma en esta obra el momento en que Eva, después de ser tentada por la serpiente, ofrece a Adán la manzana del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, con lo que desobedece las órdenes del Creador y se gana la expulsión del paraíso. En el personaje de Eva se observa el cuerpo que el autor toma por ideal y que repite constantemente en su producción: un desnudo sensual y delicado. Adán en cambio, aparece como un hombre barbado y de cuerpo esbelto, en el que no se aprecia tono muscular. En esta pintura la firma se encuentra en el tronco del árbol; consiste en una serpiente con alas de murciélago.
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