Biblioteca Erik Larsen

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La Biblioteca Erik Larsen, ubicada en el Museo Nacional de San Carlos, contiene cerca de 3000 mil ejemplares, entre libros, manuscritos y fotografías reunidos por el Profesor  Larsen a lo largo de una fructífera vida consagrada a la investigación y al estudio del arte. La valiosa colección,  ahora al alcance del público, obedece al deseo expresado en  su testamento, de legar este acervo al pueblo de México, a través de un espacio dedicado a los grandes maestros del arte europeo.

La liga de este eminente historiador con nuestro país, se inició años atrás, con motivo de la celebración de los 30 años del museo en 1998, cuando la entonces directora Roxana Velázquez, le extendió una invitación para fungir como curador de la  exposición Rubens y su siglo, y a dictar -dentro del mismo contexto- la conferencia El período italiano de Van Dyck. Ese año el Profesor Larsen fue condecorado con la Orden Mexicana del Derecho, la Cultura y la Paz, en grado de Caballero, por la Academia Mexicana de Derecho Internacional.

El eminente investigador nacido en Austria en 1911, falleció en los Estados Unidos de Norteamérica en 2006, dejando a los interesados en las artes plásticas su biblioteca personal y una herencia de publicaciones de su autoría que suman libros, ensayos y artículos,  entre las que destacan los dedicados a Rubens, Rembrandt y, muy especialmente, a Anton van Dyck, pintor en el que centró el foco de su atención. Sus textos resultan un imprescindible material de lectura para los estudiosos de la pintura flamenca y el arte producido en la Europa del siglo XVII.

La relevante presencia de Erik Larsen en el mundo cultural, le mereció ser parte de los consejos académicos de varias universidades y sociedades científicas de prestigio internacional, así como el reconocimiento de asociaciones dedicadas a exaltar los valores humanísticos. Ahora toca al Museo Nacional de San Carlos el honor de verse favorecido por el gesto de generosidad consolidado en una biblioteca que, por su contenido, amplía el horizonte de los especialistas en la materia. 

 
Biblioteca Especializada en Arte

Miguel Alemán Velasco
Presidente del Patronato del Museo de San Carlos

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Hace ya varios años que el Patronato del Museo de San Carlos se dio a la tarea de dotar al museo con un espacio destinado a una biblioteca especializada en arte, que enriqueciera la gama de servicios culturales que el recinto llevaba a cabo. Fue así como en 1989 se empezaron los planes para la construcción de un edificio que no compitiera con la arquitectura, ni alterara la belleza de la obra del arquitecto y escultor valenciano Manuel Tolsá, maestro de la Real Academia, quien, bajo el encargo de la Marquesa de Selva Nevada, realizara en las postrimerías del siglo XVIII, la casa conocida como el Palacio del Conde de Buenavista, actual sede del museo.

El reto de crear un espacio moderno, ligado a este monumento neoclásico, lo tomó el afamado arquitecto José Luis Benlliure con el proyecto realizado por el arquitecto Héctor Mestre quien, en coordinación con el Departamento de Arquitectura del Instituto Nacional de Bellas Artes y bajo los auspicios del Patronato, siguió los lineamientos señalados para el cuidado y protección de los edificios históricos, y realizó el discreto y elegante espacio, inaugurado mediante ceremonia oficial en 1994.

Resulta una ocasión feliz, abrirlo ahora para albergar la colección personal de un distinguido historiador que dedicó su vida, muy especialmente, al estudio de la pintura de la región de Flandes, de la cual el Museo Nacional de San Carlos posee valiosos ejemplos. La incorporación del rico material hace de esta biblioteca un centro obligado de investigación y consulta, tanto para profesionales, como para los jóvenes que inician sus estudios en el campo de las bellas artes. Casi catorce años después de inaugurada esta obra, se distinguirá en adelante con el nombre de Biblioteca Erik Larsen, en honor de un conocedor profundo del arte europeo que decidió dejar en este recinto, un legado de incalculable valor.

 

Biografía Dr. Erik Larsen
Gloria A. Corona Barrera


 

 

 

El destacado especialista austriaco, nacionalizado estadounidense, Dr. Erik Larsen, se crió dentro de una familia dedicada al comercio de arte. Inició sus estudios profesionales en el Instituto Superior de Historia del Arte y de Arqueología en Bruselas, Bélgica; posteriormente, en la Universidad Católica de Lovania recibió el diploma de licenciatura en Arqueología e Historia del Arte, doctorándose con mención honorífica en la misma área.  Se capacitó también como restaurador de pintura, y fue pionero en la aplicación e investigación de métodos de laboratorio para el análisis de obras artísticas.

En  Bélgica  se desempeñó  como  conferencista, director y editor de la revista de arte Pictura; a mediados de los años cuarenta participó en una misión oficial en Brasil, que incluyó la organización de exposiciones de arte, así como la redacción de artículos especializados para el periódico O Estado de Sao Paulo. En Manhattanville, años después, fue profesor e investigador en el Colegio del Sagrado Corazón; instructor en el Colegio de la Ciudad de Nueva York; profesor de Bellas Artes y director de ese departamento en la Universidad de Georgetown; dictó clases en el departamento de Historia del Arte de la Fundación Kress, en la Universidad de Kansas, y más tarde dirigió el Centro de Arte y Cultura Flamenco de la misma institución; en 1980, tras su jubilación, fue nombrado Profesor Emérito de Historia del Arte. Realizó sus últimas labores docentes en 1988, como profesor invitado en el Instituto de Arte de la Universidad de Salzburgo, Austria.

El Dr. Larsen perteneció a diversas sociedades científicas, entre las que se encuentran la Real Academia de Arqueología de Bélgica; la Academia de Aix-en-Provence, en Francia y la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, en Málaga, España. Recibió  reconocimientos a nivel internacional, como el de Doctor Honoris Causa, de la Universidad de Janus Pannonius, en Pècs, Hungría; los de Oficial y Caballero de la Orden de Leopoldo, en el mismo país; el de Oficial de la Orden de Río Blanco, en Brasil, y el de Caballero de la Orden Mexicana del Derecho, la Cultura y la Paz.

Sus investigaciones publicadas tanto en Europa como en América, versan sobre  diversos temas en torno a la pintura. La gran dedicación al estudio del arte y sus brillantes aportaciones, lo hicieron merecedor del reconocimiento internacional como uno de los expertos en pintura alemana y flamenca del siglo XVII.

 

 

Erik Larsen a través de su biblioteca
Rebeca Kraselsky


Varias son las formas de conocer a alguien sin haberlo visto nunca. Sin duda una de ellas es escudriñar en su biblioteca. Las referencias literarias que describen las lecturas del Quijote - o mejor dicho, de Alonso Quijano, o de ambos a la vez -  son los mejores ejemplos para descubrir como un grupo de libros habla de los intereses, los deseos y las obsesiones de un individuo. Un libro es un objeto que lleva el rasgo de quien lo compró, quien se lo cruzó en una tienda de viejo, lo recibió por correo o simplemente lo levantó del suelo para llevarlo a casa y darle un lugar en la estantería que, en última instancia, es un lugar en los ojos y el pensamiento.

Erik Larsen el reconocido estudioso de la pintura flamenca, fue uno de los que asaltados por esta debilidad; reunió en su biblioteca más de 1500 volúmenes, que hoy se encuentran en el Museo Nacional de San Carlos. Enviados desde Estados Unidos, como deseo personal del historiador luego de su muerte, los libros emocionan por su diversidad, sus idiomas, sus imágenes. Esta biblioteca abre una puerta a descubrir o redescubrir a través de catálogos a Vermeer, Van Dyck, Rubens, Hals, Rembrandt, Teniers y otros artistas del norte de Europa, así como la obra de Chardin, Goya, Tiziano. Todos están allí representados, en sus múltiples formas, orígenes y materiales. La historia del arte occidental, especialmente la pintura de entre los siglos XVI y XVIII, domina la selección de Larsen. Asimismo, un apartado para las revistas de subastas Christie’s y Weltkunst y unos ejemplares de Art Price muestran a un Larsen que tal vez se interesó por el mercado. La literatura tiene también su espacio, a través de novelas del siglo XX escritas en varios idiomas.

La biblioteca de un investigador, es susceptible de crecer sin freno llenándose no sólo de libros, sino de fotos y apuntes sobre piezas artísticas vistas en museos, colecciones particulares, subastas y en los cruces más inesperados. De este modo, la colección Larsen se enriquece con imágenes de obras europeas desde el XVI al XVIII, acompañadas de comentarios del historiador detallando relaciones estilísticas e históricas, autentificaciones de obras, y reportes de restauración o conservación. Este material, permite acercarse a la tarea puntillosa y ordenada de un estudioso: tres versiones de un mismo retrato, que se parecen y nos son iguales, dan una pista del autor; un dibujo, su pintura y su estampa permiten devolver a una obra una identidad perdida. Este material, es sin duda el principio de nuevas ideas; los hallazgos de un investigador se potencian en otros, se encuentran en ciertos nudos ajenos al principio de los propios, antes imposibles. La biblioteca y sus documentos serán entonces un comienzo renovado para la investigación de nuestro acervo, conocido por el Dr. Larsen. 

Por otra parte, tienen lugar los numerosos escritos de su autoría; libros y artículos completan esta biblioteca que dará al Museo Nacional de San Carlos la posibilidad de cumplir con los objetivos que equiparan a un libro con un historiador, la necesidad de hacer circular el conocimiento.

  La colección fotográfica
Lluvia Sepúlveda Jiménez

 

El Dr. Erik Larsen fue un investigador extremadamente ordenado; muestra de ello es el archivo fotográfico, que muestra el valor y cuidado que dio a sus materiales de trabajo.

Este acervo cuenta con cientos de fotografías de obras de numerosos artistas europeos. En blanco y negro o a color, y en placas de diversos tamaños, se cuenta principalmente con reproducciones de pinturas de Peter Paul Rubens y Anton van Dyck. Larsen, especialista en éste último, fue la persona a quien museos, galerías, reconocidas casas de subastas -como Christie’s o Sotheby’s-, así como coleccionistas privados, recurrían para validar sus obras como originales de Van Dyck, o como piezas ejecutadas por sus seguidores.

Junto a las imágenes se localizan documentos que contienen opiniones profesionales, autentificaciones, reportes de restauración y conservación, investigaciones, correspondencia personal y anotaciones del investigador.

Actualmente se está realizando un inventario que permitirá la fácil consulta de la colección, que representa un rico acervo visual sobre arte europeo, disponible para todo público.

 

 

 

 

 

Reseña del libro Calvinistic Economy and 17th Century Dutch Art, de Erik Larsen
Marco A. Silva Barón


Calvinistic Economy and 17th Century Dutch Art, es un trabajo que explica las intrincadas relaciones ideológico-económicas entre la creatividad artística y el modo de vida resultado de la Reforma neerlandesa. En este sentido, continúa el camino trazado por Max Weber, cuyo texto, ahora clásico, La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1905), puso el dedo en el tema.

El objetivo principal de la monografía de Larsen es demostrar que el arte puede ser estudiado como la función de influencias económicas, y en el caso específico del arte de la República de los Países Bajos, mostrar el impacto del capital como tal, a través de las prácticas sociales. Esto quiere decir que para el autor, durante el siglo XVII, la burguesía de esa región tuvo los medios y recursos para influir, e inclusive presidir la evolución de los géneros artísticos. La riqueza era el modo en el que los compradores y especuladores del arte de aquel momento determinaban las formas, formatos y modos del arte. Es interesante resaltar que en el mencionado siglo quienes comisionaban las distintas formas de creación artística, pintura, escultura, grabado, ya no eran necesariamente amantes del arte o diletantes, sino también especuladores que enfocaban su relación con las piezas en virtud de su valor mercantil, y no otro.

Larsen explora la interacción e influencia de las clases medias holandesas en el arte que, mediante la práctica capitalista, se hacían más adineradas y demandantes de objetos de acuerdo a su posición. El autor explica que los emergentes grupos sociales neerlandeses desarrollaron un gusto “comunal”, que dictaba de manera precisa el tipo de géneros, estilos y modos de ejecución a seguir. El teórico discurre de cómo el colectivo económicamente emergente impuso su gusto simplemente mediante la “compra” de poder, y el posterior hacer valer del mismo;  a pesar de que los artistas podían hacer sugerencias varias y tratar de innovar en alguna cosa, bajo ningún concepto tenía la autoridad o poder para imponer una visión personal en el arte. Larsen explica que en la sociedad del norte de los Países Bajos, de la citada centuria, tanto los formatos como los motivos se estandarizaron de una manera tal, que nada más los encargos estrictamente individuales de ricos patronos eran los únicos que presentaban divergencias con respecto al canon establecido.
       
El historiador expone que el arte era una amalgama de tendencias confluentes: las propuestas estrictamente estéticas, propias de los artistas, y el gusto estandarizado de los patrones, unos más ricos de otros, pero con un amplio poder de decisión. De esta manera, Larsen concede al asunto estético influencia en el quehacer artístico de aquel lugar en dicho momento, pero defiende la tesis que era el factor económico como el de mayor importancia, en virtud del carácter mercantil y especulativo de la obra de arte.

Una valiosa aportación de Larsen para el público general, es su explicación del calvinismo  y su relación e impacto en la sociedad. Baste citar el concepto de cultura de Calvino, de la cual se puede dilucidar su posición con respecto al arte. Entonces, para el reformador había dos actitudes básicas con respecto al mundo, por un lado, la frugalidad, sencillez y austeridad; por otro, proponía un expreso disfrute de la belleza creada por Dios, la que deviene en el quehacer del hombre, en el que estaba, pues, el artístico.

Algunos títulos remarcables del acervo Larsen
Marco A. Silva Barón



El acervo de la Biblioteca Erik Larsen es representativo de toda la historia del arte; el repertorio bibliográfico es además políglota, ya que el historiador adquirió libros en alemán, francés, inglés, italiano y neerlandés. Destacamos algunos de los volúmenes más interesantes de la colección, desde el punto de vista historiográfico:

17th Century Flemish Painting, de Erik Larsen. Importante compendio crítico y visual del arte del sur de los Países Bajos.

Hans Memlig and Gérard David, de Max Friedländer. La bibliografía del eminente historiador del arte alemán Friedländer es escasa en México, pero el acervo de Larsen permite conocer el quehacer del muy importante teórico del Renacimiento.

Judith Leyster. A Woman Painter in Holland’s Golden Age. Catálogo. Los estudios de género en historia del arte han rescatado y traído de vuelta al conocimiento público el trabajo de las mujeres pintoras, que por múltiples razones, habían quedado fuera del canon historiográfico.

The Making of Rubens, de Svetlana Alpers. El trabajo de la citada crítica posmoderna es una de los más importantes de finales del siglo XX, puesto que explora y propone interpretaciones novedosísimas sobre el arte flamenco.

The Oil Sketches of Peter Paul Rubens. Critical Catalogue, de Julius S. Held. Los bocetos de Rubens son considerados la obra más importante para estudiar la pincelada del flamenco.

Muy destacable es la existencia de cuatro notables enciclopedias de terminología y léxico del arte:

• La Wurzbach, en alemán y neerlandés;
• La Hans Vollmer, en alemán sobre el arte del siglo XX;
• La McGraw-Hill, en inglés;
• La muy vasta e importante Theme-Becker en alemán.

Y finalmente llama la atención el libro más antiguo de la colección Coutumes de la ville de Louvain et de son ressort, publicado en 1728.




 


 

 

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